Cada verano cuenta: análisis longitudinal de los resultados del Proyecto Nacional de Aprendizaje en Verano
Un estudio a largo plazo de los programas de aprendizaje en verano revela beneficios significativos a lo largo de varios años.
Publicado en: diciembre de 2020 por The Wallace Foundation
Autores: Jennifer Sloan McCombs, Catherine H. Augustine, John F. Pane, Jonathan Schweig
Publishing Organization: RAND Corporation
El mayor y más largo estudio de este tipo sobre los programas de aprendizaje de verano revela los beneficios a corto y a largo plazos entre los estudiantes que asistieron sistemáticamente a programas voluntarios de aprendizaje de verano de cinco a seis semanas. Los resultados sugieren que estos programas pueden ser un componente importante de la forma en que los distritos escolares apoyan el aprendizaje y el desarrollo de habilidades entre niños de comunidades de bajos ingresos.
El estudio, realizado por la Corporación RAND, hizo seguimiento de casi 6,000 estudiantes en cinco distritos escolares urbanos desde el final de tercer grado hasta la primavera de séptimo grado, y comparó a los estudiantes seleccionados para asistir a los programas de verano antes de cuarto y quinto grados con aquellos que solicitaron participar pero no fueron seleccionados. Los distritos (Boston, Dallas, Duval County, Florida, Pittsburgh y Rochester, NY) se unieron a intermediarios locales de programas fuera del horario escolar y a aliados de la comunidad para participar en el Proyecto Nacional de Aprendizaje de Verano (National Summer Learning Project, NSLP) de Wallace, el cual se puso en marcha en 2011 para comprender la implementación y la eficacia de programas voluntarios de aprendizaje de verano.
Las investigaciones han demostrado que los meses de verano, donde no hay clases, son una época en la que aumentan las diferencias de rendimiento y de oportunidades entre los estudiantes de bajos ingresos y sus compañeros más adinerados, una tendencia que probablemente se vea exacerbada por la pandemia de la COVID-19 y el éxito desigual de la enseñanza a distancia. Al mismo tiempo, el verano podría ser una oportunidad para ayudar a resolver estas desigualdades.
Cada verano cuenta se basa en estudios anteriores de RAND que descubrieron que entre todos los estudiantes a los que se les ofrecía el programa, había beneficios a corto plazo y estadísticamente significativos en matemáticas, y que quienes asistían mucho (los que asistían 20 días o más) y los que repetían eran los que obtenían más beneficios. Después de un verano, los que asistieron mucho superaron a los del grupo de control en matemáticas en otoño y en la siguiente evaluación estatal de primavera. Después del segundo verano, los que asistieron mucho obtuvieron ventajas en matemáticas, lengua y literatura y habilidades sociales y emocionales, y el mayor rendimiento en matemáticas y lengua se mantuvo hasta la primavera siguiente. El informe actual incluye nuevos datos que muestran que tres años escolares después del segundo verano, los beneficios académicos habían disminuido en magnitud y no eran estadísticamente significativos, pero seguían siendo educativos.
Los investigadores también evaluaron el efecto de diferentes factores de implementación. Descubrieron que la cantidad y la calidad de la instrucción influían en la cantidad de beneficios académicos que los asistentes recibían del programa.
En conjunto, los resultados revelan que los programas de aprendizaje de verano bien planificados y de alta calidad pueden producir beneficios significativos para los estudiantes, especialmente para aquellos con altos índices de asistencia y veranos consecutivos de asistencia. Esto es importante porque las investigaciones han demostrado que las diferencias de rendimiento y de oportunidades entre los estudiantes de familias con bajos ingresos y sus compañeros con mayores ingresos aumentan durante los meses de verano, cuando no hay escuela.
A partir de estos resultados, los investigadores hacen varias recomendaciones. En primer lugar, recomiendan que los distritos urbanos consideren la posibilidad de ofrecer programas de aprendizaje de verano para mejorar los resultados entre los estudiantes de familias con bajos ingresos y con bajo rendimiento académico, especialmente si pueden ofrecer estos programas durante varios veranos consecutivos. En segundo lugar, los distritos deben ofrecer, al menos, cinco semanas de programación con, al menos, tres horas de instrucción académica al día. En tercer lugar, para aumentar la eficacia del programa y maximizar el rendimiento de la inversión, los distritos deben centrarse en garantizar una buena asistencia de los estudiantes, un uso productivo del tiempo de instrucción y una enseñanza de alta calidad.
Consulte la biblioteca completa de informes del NSLP, que incluye orientaciones basadas en la investigación sobre la aplicación de programas de alta calidad.
Hay un paquete de herramientas disponible en www.summerlearningtoolkit.org